
Yo no estaba preparada para la tormenta, yo no estaba preparada para resistir su fuerza, como pude intenté hacerle frente y resistir ante los vientos fuertes, pero el cielo se oscureció, el mar rugió con toda su fuerza y mi pequeña embarcación estuvo a punto de naufragar, pero me aferré al timón, no lo quise soltar y aunque mi brújula se rompió sigo en este inmenso mar, con la esperanza de tocar tierra o despertar.
Deja una respuesta