
Ese lunes el mundo se detuvo y luego empezó a avanzar tan lento que no tenía sentido, ese día las palabras no sonaban igual, eran incomprensibles, los rostros de las personas eran diferentes, eran amargos y turbio, pero el día lucía estúpidamente hermoso, era lunes eso lo sé bien, el reloj marco las 5:50 p.m. y el sol del atardecer se introducía por la ventana e iluminaban las paredes blancas de la habitación, ese día el aire era más pesado y difícil de respirar, las manos me temblaban, el nudo en mi garganta se hacía cada vez más grande y el corazón me latía tan rápido que sentía que se iba a salir de mi pecho, que iba a explotar, el reloj marco las 6:00 p.m. y nada volvió hacer igual, el ángel de la muerte se detuvo en esa habitación donde el sol se introducía por la ventana e iluminaba las paredes blancas, donde todos esperábamos un milagro, donde solo había corazones rotos y almas desgarradas, donde era imposible llorar por que ya no quedaban lágrimas, ahí se detuvo y se fue con quien más amábamos…
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